En un comienzo fue difícil… me costaba ver más allá de las emociones momentáneas y comunicarme con otros. Todas las habilidades que uno aprende en DBT son efectivas para desenvolverse día a día, el trabajo en las emociones finalmente nos hace crecer como personas, nos ayuda a conocernos, y a proyectarnos como nosotros deseamos… marca tu vida. Aunque requiere un gran compromiso …de a poco las cosas comienzan a tener un nombre, la comprensión de lo que ocurre en nuestro interior cobra sentido, y somos capaces enfrentarlas de mejor forma. Fue fundamenta la relación que establecí con los que compartieron el proceso de contigo. Muchas veces no es fácil hablar de lo que nos está pasando, pero con el tiempo uno va agarrando confianza y definitivamente DBT no sería DBT si no fuera en grupo.

Recuerdo cuando pasaba noches enteras sin dormir; una discusión, una pelea, una mala mirada me botaban brutalmente y sentía que no podría volver a levantarme. La tristeza, angustia y soledad eran sentimientos constantes en mi vida, me costaba sonreír, me dolía estar bien. Así llegué al Grupo DBT Chile, más bien obligada y sin mucho interés. Al principio me costaba hablar, no me sentía a gusto, creía que perdía mi tiempo. Sin embargo, comencé a notar que dentro de este grupo, mi grupo DBT, era el único momento del día en que era realmente yo, donde no tenía nada que ocultar ni esconder, pude compartir con personas que lograban entenderme y comprenderme como ninguna otra lo había hecho antes. DBT me entregó herramientas y me ayudó a levantarme para volver a soñar y sonreír. Hoy me muestro tal como soy, sin prejuicios ni engaños, sin lamentos ni pesares, simplemente vivo la vida como hay que vivirla, feliz, consciente y en mente sabía.

Soy una persona bastante terca y por sobre todo muy escéptico. Por lo mismo, mi primer día en DBT fue un infierno. “¿Qué hago aquí? ¿Cómo pretende esto solucionar mis problemas?” De a poco fui entendiendo lo que pretendían enseñar en DBT, pero aún no estaba convencido de que solucionarían mis problemas. ¿Cómo es posible que identificar, describir y participar de mi angustia la alivie? La vivo todos los días, la siento siempre, sé de donde proviene… Esto no da resultado, decía. Pero todo cambió cuando comencé a hacer las “tareas”. Todas las semanas nos asignaban tareas que decidí comenzar a realizar porque ya me daba vergüenza seguir llegando con las manos vacías… Y fue ahí cuando lentamente una semilla comenzó a germinar dentro de mi cabeza. Metafóricamente hablando, cuando entré a DBT llegué como un soldado herido en combate, y esperaba encontrar aquí un colchón donde sanar… Lo que encontré fue algo mejor. En el Grupo DBT Chile me desinfectaron las heridas, me devolvieron la movilidad, me enseñaron a combatir bien, me entregaron un mejor rifle y me devolvieron al campo de batalla. No me convertí en veterano, me convertí en guerrero.

A mi DBT me ayudó a vivir. Llevaba unos 3 años en terapia psicológica y psiquiátrica y había estado un mes en una clínica psiquiátrica, la cual marcó un antes y un después en mi vida. Cuando salí de la clínica seguí con el tratamiento pero ya no sabía cómo seguir avanzando hacia una recuperación exitosa, y ahí fue cuando mi psicóloga me recomendó que probara DBT, diciéndome que ahí me darían herramientas para manejar mis emociones y que me ayudarían en el día a día. Y así fue. En DBT aprendí de las experiencias de mis compañeros y aprendí sobre mi misma, también me enseñaron métodos para enfrentar las crisis, los cuales me han servido infinitamente.. En DBT enseñan más que herramientas para los problemas, dan enseñanzas de vida. Gracias a todos en DBT, gracias de corazón.